Mostrando entradas con la etiqueta país. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta país. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de octubre de 2021

 



NUESTRO MÉXICO RESILIENTE 



Hace unos cuantos días me encontraba mirando las noticias acerca de lo que acontecía en el país. En mí detenida apreciación de los artículos no fue de extrañeza el encontrarme con el mismo tópico que suele envolver a estos casos informativos; caos, controversias, crisis, duelos, etc. Meditando un poco más al respecto me di cuenta que, al menos desde que hago uso de mi memoria, siempre ha habido una gran prominencia entorno a las crisis en el país, especialmente, las crisis entre los mismos ciudadanos. Entonces la incógnita surgió en mí cabeza tan rápido como una centella, ¿a qué de se debe todo esto?,  ¿por qué siempre reina la crisis y los problemas en México?, ¿será que nunca hemos podido estar de acuerdo los unos con los otros? 


Resulta que, en efecto, han sido contadas las ocasiones en las que hemos logrado dirimir, de manera exitosa, nuestras diferencias los unos con los otros. 


Estos problemas no son intrínsecos de nuestra sociedad actual, de hecho, parece que todas estas calumnias se remontan desde los primeros años de vida del México independiente. Y es que si fuera a describir esa etapa de nuestra historia usaría únicamente tres palabras: caos, revueltas y problemas, muchos problemas. 


Me parece muy interesante señalar ese paralelismo que existe entre la actualidad y aquellos años del México neonatal, pues tanto antes como ahora la vida en la nación ha estado constantemente polarizada, con la única excepción de que, en ese entonces, los dos bandos que estaban en constante conflicto, casi como perros y gatos, eran los tan sonados Liberales y Conservadores. Creo que las formas en la que nos enfrentamos hoy en día, uno cómodamente podría notar cierta reminiscencia entre los problemas del pasado y los del presente, pues, tanto antes como ahora, las partes en disputa tienen la particularidad de jactarse con tener la única y verdadera razón. No me quiero imaginar cómo discutirían Ignacio Comonfort y Antonio López de Santa Anna, vía Twitter, porque uno le presentó al otro el Plan de Ayutla, o los memes jocosos que los imperialistas y conservadores mexicanos harían en base a la estatura de su gran rival, el Benemérito de las Américas, Benito Juárez. Evidentemente son cosas que no suceden en la actualidad, ¿verdad? 


Y es que somos muchos los que clamamos acerca de que la situación en el país es alarmantemente precaria, lo que tristemente no es una mentira, pero dando un vistazo en la historia, creo que sería inestimable el considerar que en las aparentes derrotas y desgracias, logramos sobreponernos a la adversidad gracias a los esfuerzos y sacrificios de miles de mexicanos y mexicanas a los que la historia ha olvidado sus nombres.  Todos ellos dieron sus vidas, garantes de salvaguardar un futuro mejor en donde, lamentablemente, aún seguimos en constante riña los unos con los otros. 


El pueblo mexicano, sin duda alguna, es resiliente en toda la extensión de la palabra.


Pero, ¿de qué sirve tan basta fortaleza si todos los días seguimos en una eterna rivalidad los unos con los otros?, ¿qué valía tiene el sacrificio de miles de mexicanos si en cada mañana nos juramos el odio solo porque a algunos les gusta el verde, a otros el amarillo y a unos poco más el azul? No busco una utopía, pero busco un país en donde día con día seamos mejores amigos,  mejores hermanos, mejores padres, mejores maestros, mejores alumnos, mejores ciudadanos y mejores mexicanos. 


Exhorto a todos los mexicanos y mexicanas para que en este mes patrio meditemos sobre nuestra historia, desarrollemos un pensamiento tanto crítico como analítico e, indistintamente de nuestras discrepancias, fomentemos, tanto en nuestra vida personal como en la colectiva, estas ideas de respeto y tolerancia en pos de la búsqueda de un bien para las generaciones futuras, respetando nuestras libertades individuales y queriendo servir como un ejemplo positivo ante el resto del mundo. Esto acompañado de valores como los que San Marcelino, Jesucristo y Nuestra Buena Madre nos enseñan: Humildad, Sencillez, Modestia, y sobre todo, el amor a los demás.


Diego Emilio Blanco Flores.

Alumnos de tercer año de preparatoria.

lunes, 18 de noviembre de 2019



“México es un hermoso país, uno de los más hermosos de la Tierra; pero está todavía en construcción y lo que importa es terminar la obra y cuanto antes mejor”. 
Jesús Silva-Herzog, economista y político. 





Cambiar el país en seis años ¿Es posible? 




Me apasiona mi país, hoy escribo porque veo un México con personas que se quejan, un México herido por las faltas cometidas por las autoridades, un país donde ya no quedan más ilusiones por la incertidumbre de un futuro certero. 

No profeso partido político, no estoy en postura de juzgar lo que es correcto o lo que es errado, pero soy una joven mexicana que se ocupa por su país; sé lo que quiero para él; sueño con ver a los mexicanos unidos luchando por sus ideales y no a un país que sólo se queja o se mofa con memes por diversas redes sociales. 

Respondiendo a mi pregunta inicial: ¿Se puede cambiar el país en seis años?  Para muchas personas esto parecería imposible, en un sexenio no se pueden borrar 80 años de ideales políticos y sociales que se han arraigado en él; infinidad de reformas, tantas y diversas metodologías, diferentes procesos socioeconómicos de más de ocho décadas; por lo tanto; resultaría muy complicado creer en un cambio radical en tan sólo un sexenio. 

Llevamos años actuando con el mismo conformismo con el que nos han catalogado países vecinos, porque hemos creído que lo que aparentemente funciona bien, no tiene por qué cambiar, sin embargo, muchas interrogantes quedan al aire sin tener respuestas a ellas, por ejemplo: Primero ¿Qué entendemos los mexicanos al decir “Las cosas funcionan bien”? ¿Podemos hablar de bienestar en el país cuando vemos a un sector de la sociedad que goza de grandes lujos y tres cuartos de población sufre por hambre? ¿Estamos bien cuando cientos de familias viven en condiciones paupérrimas de vivienda? ¿Se puede hablar de tranquilidad cuando salimos a la calle y tenemos la incertidumbre de que regresaremos al hogar? ¿Estamos bien como país sabiendo que en el área de salud los recursos no están bien utilizados? Desde mi punto de vista, lo anterior no es correcto ni justo para ninguna población. 

Ahora bien, nuevamente pensemos en esas situaciones mencionadas e invito a reflexionar nuestro quehacer como ciudadanos. Definitivamente estamos haciendo muchas cosas que no nos ayudan, puesto que las autoridades distraen con cortinas de humo diversas noticias que vienen a ocultar sucesos que los involucran y no los difunden con la verdad. 

¿Por qué a muchos ciudadanos, hace un año, ilusionó la promesa de un cambio? Porque a pesar de muchas circunstancias, en nuestro país viven personas con valores e ilusiones, aún encontramos mexicanos que respetan decisiones y puntos de vista diferentes; que la democracia, a pesar de todo, se hace valer en estos días de angustia. Estoy consciente que el cambio no se va a ver radicalmente, porque, para una metamorfosis total, tienen que pasar días de esfuerzo, meses de tener ganas de querer salir adelante, años de lucha y realmente no sabemos cuánto tiempo tenga que pasar para ello. 

Pero basta de estar burlándonos de lo que sucede, nos debe motivar las ganas de querer salir adelante y construir un México mejor, y justamente, esta es nuestra oportunidad, ¿por qué no imaginar que éste es un buen sexenio para sentar las bases para un futuro cambio y que las próximas generaciones lo puedan vivir? 

No debemos dejar que todo el cambio que queremos recaiga en una sola persona, comencemos nosotros mismos, con nuestra familia y amigos, seamos educados y respetemos la democracia. 

Es que realmente el cambio se puede marcar con acciones muy sencillas, como el saludo cordial, el ser amables, honestos, puntuales, responsables de nuestros actos, amorosos, tolerantes, cuidando lo que tenemos y sobre todo amándolo. Si, porque solo unidos como ciudadanos podemos lograr una reconstrucción de México, un mejor país para todos. 

¡Juntos podemos lograrlo!


Artículo escrito por: Yulissa Mendoza 
Alumna de segundo año de Preparatoria