“Pensar es difícil, es por eso que la mayoría de la gente prefiere juzgar”.
Carl Gustav Jung
Hoy me gustaría expresar un punto de vista personal acerca de un tema que, sin duda alguna, es sinónimo de polémica, la discriminación. Haciendo un poco más de énfasis, la discriminación que muchas veces es tolerada y con la que vivimos día con día en la ciudad de Mérida Yucatán. Me gustaría aclarar que este es mi propio sentimiento y perspectiva hacia este tema y que yo personalmente creo que un ingrediente fundamental para este platillo llamado sociedad es el respeto.
Como decía en el punto anterior, yo creo que para que no solo nuestra comunidad, sino que también cada sociedad alrededor del mundo pueda progresar en materia de derechos humanos, es necesario el respeto. Hoy en día convivimos con muchísimas nuevas modalidades de inclusión que, si me preguntan a mí, a veces pueden llegar a ser absurdas. Sin embargo, creo que el motivo por el cual estas propuestas existen es bastante noble. Quizás lo que hay que hacer en vez de crear un nuevo vocabulario en el cual todos se sientan a gusto para que su “identificación sexual” sea nombrada como tal, quizás podemos empezar con educar desde niños a todos y cada uno de los jóvenes que hoy por hoy, discriminan en su entorno. Es aquí donde me gustaría adentrarme en nuestra propia comunidad, Mérida, una ciudad catalogada como “ciudad de paz”, pero, dentro de la definición de paz que se le ha otorgado ¿se han tomado en cuenta los actos discriminatorios con los que miles de personas tienen que vivir diariamente? Soy un joven de apenas 17 años de edad, he vivido 3 años en la ciudad de Mérida y si de algo me he dado cuenta, es que nuestra comunidad vive bajo un espectro en el que lo acostumbrado, es lo que catalogamos como “bueno”. No tomamos en cuenta muchas veces las condiciones sociales de los demás e incluso juzgamos sin saber en realidad qué hay detrás de cada cara. A veces decimos entre burlas y voces bajas que aquel niño que se ve más moreno seguramente tiene que pelear con los aluxes cuando viene a la escuela (para aquellos que no saben que es un alux, es el equivalente a un duende o elfo en la cultura maya), e incluso a veces usamos el término “indio” como un insulto para burlarnos de alguien. No nos damos cuenta, pero estas son formas de discriminación y, peor tantito, hay quienes sí se dan cuenta y de igual manera se siguen burlando con estas y otras maneras de muchas personas aquí en la ciudad.
En lo personal, yo me considero muy afortunado de poder vivir como vivo, pues realmente, mi más grande preocupación es estudiar y disfrutar de la mejor manera mi vida de estudiante. Tengo aire acondicionado en mi cuarto, tengo internet, un smartphone, y alguna que otra cosa que muchas personas de otros lugares de Yucatán ni si quiera en sueños conocen. No digo esto por presumir que yo tengo más que otros, lo digo porque me gustaría hacer un punto de reflexión usando mi situación personal como ejemplo:
A pesar de todas las cosas que ya mencioné que tengo, durante mis dos primeros años de vida en Mérida, el camión era mi medio de transporte, y hasta hoy en mi tercer año es todavía un medio que uso con mucha frecuencia. A pesar de que hoy por hoy mis padres me han podido otorgar el privilegio de estudiar en una escuela privada, cuando era más pequeño y estudiaba el kínder y la primaria, me tocó estudiar en escuelas públicas. Quienes han estudiado en una escuela de este carácter me entenderán y sabrán que hay cientos de personas muy diferentes a nosotros y que tienen características a las que quizás nosotros, no estamos acostumbrados. Esto no quiere decir que ellos o nosotros estemos mal, lo único que significa es que en el mundo existe algo llamado diversidad, y la diversidad es algo que todos y cada uno de nosotros deberíamos respetar. Quizás la inocencia de un niño de primaria no me permitía darme cuenta de que todos éramos diferentes, pero esa misma inocencia era la que me permitía ver a todos y cada uno de mis compañeros como iguales. Yo podía jugar con algún niño de ascendencia maya y jamás me iba a dar cuenta porque lo único que me importaba era que hubiera un balón de fútbol para divertirnos todos juntos. Lo único que yo era capaz de ver eran personas como tú o como yo.
Creo que estas experiencias son las mismas que me han otorgado un sentimiento de respeto y aceptación de los demás. No voy a idolatrarme y considerarme un símbolo de respeto porque no lo soy, todos hemos cometido actos de discriminación y nadie puede ser excluido de esa generalidad, pero lo que sí podemos hacer es tomar conciencia de nuestros actos. Empezar a educar a las próximas generaciones para que entiendan que el hecho de moverte en camión no quiere decir que seas menos valioso, o el hecho de que tengas un celular inteligente y un reloj bonito no te convierte en un “fresa”, porque sí, también hay burlas a quienes tienen más cosas que otros. Como dije, la discriminación está presente en todos.
Finalmente, pensar que nuestra comunidad no entiende el concepto de diversidad es algo que me aterra. ¿No es este el problema que condujo a genocidios y matanzas alrededor del mundo? Estimado lector, déjeme decirle que sí, este el mismo problema. El no poder entender y aceptar que todos tienen sus propios puntos de vista, creencias, condiciones y características, son la razón por la cual algunas personas han tratado de imponer sus propias razones y han optado por tratar de eliminar a todo aquel que piense diferente a ellos. No dejemos que actos de tal magnitud sucedan de nuevo y nos lleven a conflictos aún más grandes. No juzgues sin saber, empieza a aceptar y respetar la diversidad de la humanidad, pues es esta misma diversidad la que nos permite darle valor a todas las culturas del mundo incluyendo la nuestra. Es la misma diversidad la que nos da sentimiento de pertenencia, de gusto, de amor hacia nosotros. Son la diversidad y el respeto las armas más poderosas para fomentar los derechos humanos.
Jorge Martín Bello
Alumno de 3° de preparatoria
La "sutil" discriminación con las que muchas veces bromeamos entre amigos está cargada de ofensas, aunque no lo tomemos en serio. Es común burlarse, cuando no debería serlo. Deja mucho que pensar esta publicación sobre nuestras acciones diarias, y felicito al autor por ayudarnos a darnos cuenta de éste error.
ResponderEliminarSolo quiero poner un ejemplo, en la batalla del 5 de mayo 1862 los llamados indios ZACAPOAXTLAS, fueron los primeros en entrar en combate cuerpo a cuerpo contra las fuerzas invasoras del ejercito francés hasta derrotarlo. LA LUCHA CONTINUA TODOS DEBEMOS DEFENDER A LA PATRIA AUN CUANDO NOS CUESTE LA VIDA PARA LOGRARLO. Y cada quien desde su trinchera lograra con armas o con letras brillar con LUZ PROPIA si nos esforzamos siempre. Deseo que te apliques y brilles siempre.
ResponderEliminarExelente reflexión. Hijo estoy muy orgulloso de tus logros y de tu manera de expresarte. Que Dios permita que brilla por muchos años y que te permita algún día conocer la gloria de la acacia.
ResponderEliminarTe quiero
Tienes mucha razón en todo lo que escribes, además del respeto, creo que debemos ser más precavidos al mirar las circunstancias y los diferentes contextos de los que emergen las personas. No todos tienen las mismas oportunidades para salir adelante, eso como bien lo dijiste es diversidad, pero también desigualdad, una desigualdad que no debemos normalizar.
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