lunes, 31 de octubre de 2016

Es cuestión de evolución

Vivimos en un mundo en constante cambio, eso es innegable, hemos visto cómo revoluciones derrocan regímenes y las tecnologías cambian la forma en que nos comunicamos.


Y también, hemos sido testigos de cómo ha cambiado la religión con más adeptos en el mundo, el cristianismo. La Iglesia Católica en sí, nace en el año 325 d.C. al autodenominarse esta “única, santa, católica y apostólica” en el Concilio de Nicea y aceptar la “Santísima Trinidad” como parte de las creencias de la institución.

Sin embargo, a lo largo de los años la Institución de Iglesia Católica se vio envuelta en una serie de escándalos la cual hizo que poco a poco la Comunidad Cristiana (creyentes de Cristo) se desmembrara, como lo fue el caso de Martin Lutero en el Siglo XVI, al lograr establecer la Iglesia Luterana.

Aún después de tantos años, la Iglesia Católica sigue siendo foco de controversia, todos conocemos el sonado caso del Padre Maciel o de los incontables padres que han sido acusados de pederastia y/o tener una familia oculta. O de la poca apertura de la Institución hacia la evolución en temas como la homosexualidad, los anticonceptivos o el divorcio.

Un ejemplo claro de la poca apertura de la Iglesia en nuestros días, fue lo sucedido la semana pasada en relación a la prohibición del esparcimiento o conservación de cenizas de seres difuntos por parte de familiares o amigos, además, se estableció, que estas deben ser depositadas en lugares aprobados por la Iglesia para su “propenso descanso” ya que al no hacerlo se considera que la dignidad de las cenizas del difunto no están recibiendo un trato acorde a su “fe católica”. Mucha controversia resultó de estas declaraciones siendo el principal argumento en contra que esto es sólo una técnica más para que el “negocio” de la Iglesia no muera. ¿Cierto? Quizá, pero eso es un punto para otra ocasión. En lo que debemos enfocarnos es de cómo la Iglesia, vuelve a cerrar el espacio al diálogo y sostiene una postura inamovible. ¿Acaso es necesario que las cenizas de un difunto estén en una cripta para que sean tratadas acorde a la fe? ¿Y si la última voluntad del difunto fue quedarse en casa o ser esparcido por el mundo, este no es un verdadero católico? ¿No se supone que Dios, al ser omnipresente, estemos donde estemos, permaneceremos con Él?

Jamás en la historia de la humanidad, se había contado con un número tan alto de personas ateas en el mundo. Según estudios del portal de investigación “Gallup”, el número de ateos aumentó de un 3% a un 13%. En ciudades como Londres, el número de ateos pasó de ser de un 25% a un 48% en tan sólo 3 años, rebasando por primera vez al número de seguidores de alguna religión. E inclusive en
México, un país profundamente católico, el porcentaje de fieles ha disminuido un 17% en los últimos 100 años.

Y el número de fieles no es lo único que ha disminuido, al igual que estos el número de sacerdotes es verdaderamente alarmante, siendo, según el Papa Francisco, 1 por cada 2939 feligreses. La Iglesia se está quedando sin pastores para sus ovejas.

Si bien, todos sabemos que el Papa Francisco desde su nombramiento le ha dado un “aire fresco” a la Iglesia, la realidad es que aún queda mucho, MUCHO por hacer.

¿Cuál sería la solución entonces? Una palabra, evolución. La Iglesia debe empezar a dar oídos a temas REALES Y ACTUALES (¿O acaso creen que el tema de las cenizas era un problema que caía en esta descripción?), debe comenzar a ver la parte gris en el mundo y no solamente el contraste blanco/negro y comenzar a tomar medidas en el asunto, mediadas que no sólo lograran que la Iglesia se modernice, sino que lograra la reaceptación de personas que simplemente perdieron la fe, NO EN DIOS, sino en la Iglesia. Reformar políticas de celibato, incluir a mujeres en el sacerdocio, considerar aceptar la adopción entre parejas homosexuales y mucho más, son temas de los cuales se necesita, no sólo discutir, sino tomar acción. Porque “Tiburón que no nada, se ahoga” y si la Iglesia no comienza a nadar….



Mauricio Acuña
Alumno de 3° de Preparatoria

lunes, 24 de octubre de 2016

Calladitos se ven más bonitos

Con el paso del tiempo se ha podido comprobar que la democracia es el sistema de gobierno más adecuado que un país puede adoptar. Claro ejemplo lo tenemos con nuestros vecinos del norte los Estados Unidos, que gracias a la democracia han podido mantenerse cómo los líderes del mundo. Cabe mencionar, que nuestro México lindo y querido también optó por este sistema, desde hace ya un par de siglos.

Según la Real Academia Española (RAE), la Democracia es la forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos. Recalquemos que dice que el poder es ejercido por los ciudadanos, no por un congreso, ni por los dueños de los medios de comunicación, ni mucho menos por un presidente. La democracia también dicta que todos los ciudadanos gozan de libertad y poseen los mismos derechos, esto quiere decir que si algo no nos parece tenemos el derecho, la libertad e incluso la obligación de decírselo a nuestros representantes, ya que a final de cuentas somos nosotros (el pueblo), los que debemos ejercer el poder.

Entonces nos preguntamos, ¿por qué cuando nuestros gobernantes hacen algo que no nos parece, nos quedamos callados y no les hacemos notar que están violando nuestros derechos y abusando de un poder que nosotros mismos les otorgamos? Espera un momento. ¡Por supuesto que sí lo hacemos! Eventualmente uno como persona se llega a cansar de que le vean la cara una y otra vez y por consiguiente se queja y se une con más gente para manifestarse y exigir lo que se merece, exponiendo las injusticias que el gobierno se da el lujo de hacer de una forma descarada. Ahora, un buen gobierno escucharía y actuaría de acuerdo a las demandas de la sociedad. ¿Acaso eso es lo que el gobierno mexicano hace? NO. El gobierno mexicano calla, y no le importa si tiene que llegar a la violencia física con tal de poder mantener calmadas a las masas para así seguir haciendo lo que se les antoje.

¿No que vivimos en una democracia? Creo que para nuestro gobierno encajaría mejor la definición de la RAE que dice “abuso en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad” es decir la de tiranía.

En México se han vivido y se siguen viviendo atroces acontecimientos los cuales aún no cicatrizan, y probablemente nunca lo harán. Entre ellos están la matanza de Tlatelolco, probablemente el más conocido en el país, que sucedió en el año de 1968 cuando el “Batallón Olimpia”, por órdenes presidenciales, acorraló a miles de estudiantes y civiles y comenzó a dispararles matando a cientos de ellos por el simple hecho de que exigían una democracia verdadera, justicia e igualdad para todos. O la matanza del jueves de Corpus (también conocida cómo “El Halconazo”) que tan sólo a tres años después del incidente en Tlatelolco, el gobierno una vez más, mandó a un grupo de paramilitares para deshacerse de estudiantes que se manifestaban, dejando más de cien muertos, lo que nos demuestra que el gobierno está dispuesto a cometer un mismo acto las veces que sea necesario, sin importarle si había sido acusado por lo mismo “un día anterior”. Otro caso fueron los disturbios de San Salvador Atenco en 2006, que nuestros representantes manipularon a través de los medios de comunicación, para ocultar la verdad de que 3500 policías de los cuales ninguno fue sancionado, agredieron físicamente alrededor de 300 civiles y detuvieron injustamente a 106 de ellos, aparte de ser acusados por violar a 30 mujeres, todo esto porque unos “rebeldes” defendieron a unas vendedoras de flores.

También esta el episodio ocurrido en el 2011 del paso deprimido en Mérida Yucatán, dónde la gente sólo por manifestarse en contra de una construcción innecesaria, fue golpeada y agredida para que pudiera ser construida la corrupta obra, lo que nos demuestra que no importa que tan tranquila sea tu ciudad o a que “estatus social” pertenezcas, cualquiera puede ser víctima de la violencia que nuestro querido gobierno aplica para mantenernos tranquilos. Ya en sucesos más recientes, está el famoso caso de Ayotzinapa, que a menos de que vivas en una cueva dónde tus únicas amigas sean las piedras, seguro ya debiste haber escuchado. Policías de la localidad “detuvieron” a 43 jóvenes de los cuales nunca se a vuelto a ver ni sus cuerpos.

Y así como estos acontecimientos, existen muchos más que pasan todo el tiempo, de los cuales ni nos enteramos. De esta forma quisiera aclarar que no debemos quedarnos sólo con una crítica exterior, ya que cómo buenos mexicanos estamos acostumbrados a echarle la culpa a los demás, y no a pensar en que nosotros mismos también somos parte del problema. Es necesario que nos comencemos a informar y a crear un poco más de empatía, no podemos vivir en nuestros mundos de colores en donde predomina la indiferencia. ¿De cuántos de estos casos en verdad conoces las causas y consecuencias? ¿De cuántos ya te habías olvidado? Si continuamos con esa memoria a corto plazo el gobierno continuará aprovechándose. No podemos permitir eso. La siguiente vez que escuches sobre una manifestación, te invito a que por lo menos investigues las razones por las cuales surgió dicha protesta y qué está haciendo el gobierno al respecto. ¿O acaso vas a esperar a que una agresión injusta te suceda a ti para empezar a unirte a la gente que necesita tu apoyo? El cambio depende de nosotros, alcemos la voz ante las injusticias y exijamos lo que nos es digno. Porque no nos interesa vernos más bonitos, nos interesa ser escuchados y conseguir un cambio, y que no se nos olvide que sin protesta, no hay democracia.


Santiago Trozzo Díez
Alumno de 3° de Preparatoria

miércoles, 19 de octubre de 2016

Sí a la fiesta y a los toros

¿Hay arte en la fiesta brava? Nosotros entendemos la cultura como todo lo que aprendemos al nacer, compartimos con los demás y lo transmitimos de generación en generación; por lo tanto las corridas de toros se festejan desde el S. XVIII, en un sentido moderno, hasta hoy en día, haciéndonos ver que el amor al toro y a la fiesta brava se ha ido aprendiendo de generación en generación generando tradiciones. Se ha transmitido e inculcado en algunos países del mundo donde la mayoría de las personas lo han adoptado como parte de ellos siendo tomado como cultura.

Pero ¿hay arte en todo esto? Según su definición el arte se presenta cuando el hombre recrea, con una finalidad estética un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o sonido; por lo tanto, en el toreo, el hombre se recrea con un sentimiento profundo olvidándose de su cuerpo en cada pase. Entre peligro y la manifestación misma del arte en la plasticidad de cada movimiento, de igual manera generando sentimientos y emociones a los aficionados. Como es común en este mundo, existen personas que se encuentran en desacuerdo con lo mencionado anteriormente, sin embargo sería justo reconocer que es un poco difícil lograr que todos puedan coincidir en opiniones, ya que cada cabeza es un mundo y cada persona puede opinar diferente y no por eso deben estar precisamente equivocados o tener precisamente la razón. En resumen es imposible que a todos les guste este espectáculo, ya que así como hay gente que siente emociones con distintas artes, ya sea; música, baile, teatro, entre otros, también existen quienes tienen sentimientos y emociones al escuchar y ver un olé en la plaza cuando toro y torero son uno mismo manifestando la belleza en su máximo esplendor.

En la actualidad la cantidad de gente que se opone a las corridas de toros ha incrementado considerablemente, ¿Por qué ha sucedido esto? Muchos afirman que es debido a la sangre y la violencia la cual consideran como maltrato animal. A mi punto de vista puedo reconocer que es evidente que la sangre está presente en la lidia del toro, de hecho no me considero una persona que se encuentre en contra de los opositores, respeto su punto de vista y opinión acerca del festejo. De igual manera considero que los aficionados, entre los cuales me incluyo; merecemos el respeto y la tolerancia a nuestro punto de vista, ya que antes de atacar y criticar esta cultura y este arte, demandamos respeto y conocimiento por la fiesta y el toro. Con conocimiento me refiero a cómo vive, cómo siente y cómo le gusta pelear. Este animal es único en el mundo, es una especie que solo es usado para las corridas, que en su naturaleza pelea, lucha y mata en muchas ocasiones a sus hermanos por cuestión de dominio y bravura. El momento en el que se lidia al toro, que es donde la mayoría de los opositores a la fiesta están en desacuerdo, para nosotros los aficionados representa un homenaje a la vida y a la muerte, donde podemos encontrar lucha y al mismo tiempo conexión entre toro y torero; donde el animal siempre cree que está ganando ya que el torero siempre huye del terreno que el toro quiere dominar. De esta manera en mi opinión no veo sufrimiento como tal, ya que si lo hubiera el mismo animal huiría en todo momento. Lo cual no sucede. Esto psicológicamente para los aficionados y amantes del toro es muy bonito.

En cuanto a la muerte del animal lo veo como consecuencia de la vida del mismo, como una justificación de su existencia. Ya que sin corridas, no habrían toros bravos. Reflexionemos ¿Quién es el verdadero amante del toro? ¿Es el anti taurino o somos los aficionados, toreros y ganaderos?, para mí son estos últimos, porque somos los que cuidamos, admiramos, conocemos, respetamos y amamos al toro bravo a diferencia de quienes buscan prohibir y acabar con algo que no conocen por la ignorancia misma que tienen sobre el tema, queriendo terminar con una cultura, tradición y fiesta para muchos, y por consecuencia a sus actos la extinción de una especie.


Fernando Rivas
Alumno de 3° de Preparatoria

lunes, 17 de octubre de 2016

Los exos de la tauromaquia

La corrida de toros es un "espectáculo que nació en España en el siglo XII cuando la nobleza abandona el toreo a caballo y la plebe comienza a hacerlo a pie, demostrando su valor y destreza. Al principio no existían tercios, orden ni reglas en las cuadrillas." Hoy en día la tauromaquia se practica en países como Portugal, Francia, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela, Bolivia, Panamá y México. Aunque en este último, el nivel de aceptación social que distingue a las fiestas taurinas es un aspecto a considerarse y del que hablaré a continuación.

La corrida de toros está conformada por tres momentos principales: la entrada del torero y del toro, la apuñalada en el cuello del toro ejecutada por el picador y apuñalar al toro entre los hombros con una espada para llegar al corazón. Durante el segundo momento el toro sangra y los banderilleros clavan dos banderillas en los hombros del animal lo que hace que aumente el enojo y el cansancio en el toro para el tercio de muerte que es el último momento.

En muchas ocasiones hemos escuchado la expresión: "es que (las corridas de toros) son parte de la cultura". Pero la pregunta es: ¿cuántos en realidad consideran a las corridas de toros parte de su cultura?. Cada persona tiene una forma distinta de pensar de acuerdo a los ambientes en los que se desarrolla y que lo forman: familia, amigos, sociedad, cultura, tradiciones. Debido a esto, el nivel cultural se puede analizar desde dos perspectivas: la cultura individual y la cultura colectiva. Con esto dicho, enfocándonos a las corridas de toros en México no se puede decir que es parte de la cultura mexicana ya que para que algo se considere cultura nacional se necesitaría que la mayoría de los miembros de una nación compartan las mismas creencias y el mismo punto de vista hacia cierta práctica y en México la estadística demuestra que la mayoría de su población está en contra de éste evento. Un estudio de encuesta realizado a nivel nacional por Parametría, centro de investigación estratégica análisis de opinión y mercado, durante los meses de Octubre y Noviembre del 2011 demuestra que el 73% de los mexicanos encuestados (7 de cada 10 mexicanos) comparten una posición negativa hacia la "fiesta brava", es decir, les cause desagrado. Y de ese 73%, el 57% está estrictamente en contra de esta "fiesta".

Lo que muchas personas que apoyan este tipo de eventos diría es que las corridas de toros no representan cambio alguno para el toro ya que éste sigue poniendo en práctica sus instintos agresivos y cree que va ganando todo el tiempo, aunque evidentemente esto no se cumple en la mayoría de las ocasiones.

En cuanto a la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, el artículo 2do. dice que ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles y el artículo 11ro. establece que todo acto que implique la muerte de un animal sin necesidad es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida. Ambos artículos se violan durante esta cruel práctica. Cabe recalcar que el artículo 14to. dice que los derechos de los animales deben ser defendidos por la ley, así como los derechos de los humanos. A pesar de lo anteriormente dicho y de que la mayoría de la población Mexicana se muestra en contra de esta actividad, el gobierno Mexicano sigue apoyando este tipo de eventos.

A diferencia de lo que lo que sucede con los boxeadores, éste decide meterse al mundo del boxeo por distintas razones, llámese necesidad económica, pasión por la pelea, entre otras. Sin embargo, el toro no tiene esa capacidad de tomar decisiones acerca de qué o no hacer. En otras palabras, el humano decide por él. Luego entonces, la abismal diferencia entre un boxeador y un toro de lidia es: El Libre Albedrío que el boxeador posee y que el toro carece.

Para concluir, me gustaría mencionar que la principal razón por la que una posición en contra de estos eventos me identifica es: hacer de la muerte de un ser vivo, un espectáculo. Y más impactante se me hace que algo con tal nivel de crueldad se pueda considerar arte. Sin embargo, respeto y reconozco que existe una dimensión moral gigantesca.

Lo que muchas personas que apoyan las corridas de toros piden o exigen es que se respete esta actividad. Si bien una persona no se siente identificada con un evento de tal naturaleza, simplemente respetar a aquellos que sí. Pero lo más importante de lo anterior es que la participación en eventos y actividades de carácter violento, cruel y agresivo no crean nada más que una satisfacción que se puede traducir en varios aspectos negativos. Aspectos negativos tales como la insensibilidad. Esto quiere decir que el sufrimiento de otro ya no los mueve, ya no les crea ninguna sensación y esto es algo que debería de ser preocupante y alarmante para todos los individuos de una sociedad. Además de que las personas que se desarrollan en dichos ambientes tienden a confundir los diferentes ámbitos de la realidad. Es decir, que no distinguen entre el mundo del espectáculo y el de la realidad social y comienzan a adoptar ciertas conductas relacionadas a la participación de tal "fiesta". Un ejemplo claro y conciso de esto es el desarrollo de la idea de que el hombre es quien controla en este mundo y es esa idea egoísta de ambición y de poder la cual está acabando con el planeta. En otras palabras, comienzan a comportarse y a formarse en lo violento.

Si queremos que el mundo cambie para bien y queremos que en él reine la paz, deberíamos considerar cambiar pequeños aspectos de la vida que parecen ser insignificantes, pero que a la vez la suma de todos ellos podría lograr un gran cambio.


Sergio Pérez
Alumno de 3° de Preparatoria


lunes, 3 de octubre de 2016

Hanal Pixán SÍ es Día de Muertos

“El Día de Muertos es una celebración tradicional de origen mesoamericano que honra a los difuntos. Se celebra principalmente los días 1 y 2 de noviembre, aunque en algunos lugares comienza desde el 31 de octubre coincidiendo con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.”

Según esta definición todas las festividades que se lleven a cabo entre los días 31 de octubre y 2 de noviembre con el propósito de honrar a los familiares o amigos fallecidos son consideradas “Día de Muertos,” así que sí, “Hanal Pixán” SÍ es “Día de Muertos.” Al ser una derivación regional del culto a los muertos se considera parte de ella.

Muchas personas consideran que este hecho no es importante o no afecta en nada que la gente crea que su tradición es totalmente diferente a las de todo el país, pero sí lo es ya que esto es un pequeño ejemplo de etnocentrismo, es decir, repudio a las formas culturales que son diferentes y alejadas de otras más cercanas y con las cuales nos identificamos.

Este es un problema grave al hablar de un país como México que se encuentra dividido internamente por cuestiones de egolatría de las tradiciones, ya que los grupos humanos solo pueden existir mediante la cultura compartida, pues una sociedad sin cultura es imposible.

Por esta misma cuestión podría explicarse la razón de que México esté en la situación en la que se encuentra, dividido, apático, egoísta, ignorante, insensible, etc. La lista podría continuar eternamente pero lo que quiero decir con esto es que los mexicanos no somos mexicanos, somos “chilangos,” ”jaliscienses,” “yucatecos,” “regiomontanos,” “tamaulipecos,” ”jarochos,” etc., porque somos etnocentristas y porque se nos olvida que primero que nada somos mexicanos mucho antes de ser de cualquier estado del país.

Se podría pensar que esto, fuera de ocasionar un tipo de discriminación hacia ciertas personas pertenecientes a algún lugar en específico no origina un efecto secundario mayor, pero sí lo hace. Es como una pirámide, el primer escalón es sentir que tú eres el mejor; el siguiente es creer que tu estado lo es; y luego lógicamente iría sentir que tu país lo es, pero eso no sucede. Nadie llega a ese último escalón, todos nos quedamos en sentirnos el mejor estado del país porque somos muy egocéntricos y no nos identificamos con los demás compatriotas ya que sentimos que no merecen tener el mismo gentilicio que nosotros.

Por eso es que somos inmunes a los problemas, injusticias, contrariedades, etc., que suceden en otro estado o hasta en una ciudad diferente a la tuya; practicamos el ostracismo voluntario creando así una retahíla de sentimientos antinacionalistas.

Nosotros los mexicanos nos unimos solamente cuando la selección nacional tiene un partido o cierta persona se demuestra públicamente en contra de los mexicanos; desgraciadamente nunca o muy pocas veces, me incluyo, lo hacemos para defender a un compatriota o a un compañero.

Tampoco debe entenderse que la defensa de la diversidad cultural regional es algo negativo, sino más bien hay que hacerlo con orgullo, aceptación y consciencia de que nuestra cultura forma parte de algo más grande; para nunca olvidar que la discriminación de otras creencias, tradiciones y costumbres distintas a las nuestras, es un rechazo hacia nuestra propia nacionalidad.


Andrea Leyva Anguiano 
Alumna de 2° de Preparatoria del CUM