Según la Real Academia Española (RAE), la Democracia es la forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos. Recalquemos que dice que el poder es ejercido por los ciudadanos, no por un congreso, ni por los dueños de los medios de comunicación, ni mucho menos por un presidente. La democracia también dicta que todos los ciudadanos gozan de libertad y poseen los mismos derechos, esto quiere decir que si algo no nos parece tenemos el derecho, la libertad e incluso la obligación de decírselo a nuestros representantes, ya que a final de cuentas somos nosotros (el pueblo), los que debemos ejercer el poder.
Entonces nos preguntamos, ¿por qué cuando nuestros gobernantes hacen algo que no nos parece, nos quedamos callados y no les hacemos notar que están violando nuestros derechos y abusando de un poder que nosotros mismos les otorgamos? Espera un momento. ¡Por supuesto que sí lo hacemos! Eventualmente uno como persona se llega a cansar de que le vean la cara una y otra vez y por consiguiente se queja y se une con más gente para manifestarse y exigir lo que se merece, exponiendo las injusticias que el gobierno se da el lujo de hacer de una forma descarada. Ahora, un buen gobierno escucharía y actuaría de acuerdo a las demandas de la sociedad. ¿Acaso eso es lo que el gobierno mexicano hace? NO. El gobierno mexicano calla, y no le importa si tiene que llegar a la violencia física con tal de poder mantener calmadas a las masas para así seguir haciendo lo que se les antoje.
¿No que vivimos en una democracia? Creo que para nuestro gobierno encajaría mejor la definición de la RAE que dice “abuso en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad” es decir la de tiranía.
En México se han vivido y se siguen viviendo atroces acontecimientos los cuales aún no cicatrizan, y probablemente nunca lo harán. Entre ellos están la matanza de Tlatelolco, probablemente el más conocido en el país, que sucedió en el año de 1968 cuando el “Batallón Olimpia”, por órdenes presidenciales, acorraló a miles de estudiantes y civiles y comenzó a dispararles matando a cientos de ellos por el simple hecho de que exigían una democracia verdadera, justicia e igualdad para todos. O la matanza del jueves de Corpus (también conocida cómo “El Halconazo”) que tan sólo a tres años después del incidente en Tlatelolco, el gobierno una vez más, mandó a un grupo de paramilitares para deshacerse de estudiantes que se manifestaban, dejando más de cien muertos, lo que nos demuestra que el gobierno está dispuesto a cometer un mismo acto las veces que sea necesario, sin importarle si había sido acusado por lo mismo “un día anterior”. Otro caso fueron los disturbios de San Salvador Atenco en 2006, que nuestros representantes manipularon a través de los medios de comunicación, para ocultar la verdad de que 3500 policías de los cuales ninguno fue sancionado, agredieron físicamente alrededor de 300 civiles y detuvieron injustamente a 106 de ellos, aparte de ser acusados por violar a 30 mujeres, todo esto porque unos “rebeldes” defendieron a unas vendedoras de flores.
También esta el episodio ocurrido en el 2011 del paso deprimido en Mérida Yucatán, dónde la gente sólo por manifestarse en contra de una construcción innecesaria, fue golpeada y agredida para que pudiera ser construida la corrupta obra, lo que nos demuestra que no importa que tan tranquila sea tu ciudad o a que “estatus social” pertenezcas, cualquiera puede ser víctima de la violencia que nuestro querido gobierno aplica para mantenernos tranquilos. Ya en sucesos más recientes, está el famoso caso de Ayotzinapa, que a menos de que vivas en una cueva dónde tus únicas amigas sean las piedras, seguro ya debiste haber escuchado. Policías de la localidad “detuvieron” a 43 jóvenes de los cuales nunca se a vuelto a ver ni sus cuerpos.
Y así como estos acontecimientos, existen muchos más que pasan todo el tiempo, de los cuales ni nos enteramos. De esta forma quisiera aclarar que no debemos quedarnos sólo con una crítica exterior, ya que cómo buenos mexicanos estamos acostumbrados a echarle la culpa a los demás, y no a pensar en que nosotros mismos también somos parte del problema. Es necesario que nos comencemos a informar y a crear un poco más de empatía, no podemos vivir en nuestros mundos de colores en donde predomina la indiferencia. ¿De cuántos de estos casos en verdad conoces las causas y consecuencias? ¿De cuántos ya te habías olvidado? Si continuamos con esa memoria a corto plazo el gobierno continuará aprovechándose. No podemos permitir eso. La siguiente vez que escuches sobre una manifestación, te invito a que por lo menos investigues las razones por las cuales surgió dicha protesta y qué está haciendo el gobierno al respecto. ¿O acaso vas a esperar a que una agresión injusta te suceda a ti para empezar a unirte a la gente que necesita tu apoyo? El cambio depende de nosotros, alcemos la voz ante las injusticias y exijamos lo que nos es digno. Porque no nos interesa vernos más bonitos, nos interesa ser escuchados y conseguir un cambio, y que no se nos olvide que sin protesta, no hay democracia.
Santiago Trozzo Díez
Alumno de 3° de Preparatoria
Muy buen artículo Santi!
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