La soledad
El hombre puede aceptar una semana de sed, dos semanas de hambre, muchos años sin techo, pero no se puede soportar la soledad.
-Paulo Coelho-
Todos nos hemos sentido solos alguna vez, y eso es algo que está bien, pues pasa a todas las personas. Actualmente la soledad, quienes muchos de forma incorrecta le llaman la enfermedad del siglo XXI, se le tiene estigmatizada como problema de primer mundo, esto es muy grave, sobre todo si consideramos datos como los recogidos por la BBC en 2018 en su estudio sobre consecuencias de la soledad y su relación con los jóvenes, donde entrevistaron grupos de varias culturas, y comprobaron que el 40% de los jóvenes entre los 16 y 24 años se sienten en soledad.
Que la soledad sea un problema actual quizás pueda resultar contraintuitivo, ¿Por qué habría más soledad hoy, si estamos en la época con mayor accesibilidad a medios de comunicación? La respuesta puede estar en las dinámicas de uso, a diferencia de las interacciones en persona que suelen ser más provistas de profundidad y significado, los medios de comunicación no logran transmitir la calidez e intimidad humana, y con la creciente constante de su uso en jóvenes de forma excesiva, es cuestión de tiempo para hacer sentir solo a cualquiera.
Ahora bien ¿qué es exactamente la soledad?, contrario a lo que se tendría como un primer pensamiento, la soledad no refiere a literalmente estar solo, puedes estar en una habitación rodeado de 50 personas y aun así sentir la mayor soledad, eso porque es en realidad un estado mental en el cual una persona siente tener menos contacto social, y relaciones de confianza de los que quisiera o necesita.
La soledad es algo real y ha estado con nosotros casi desde el inicio de la humanidad. Hace miles de años, solo podíamos sobrevivir al establecer lazos y relaciones, como familias y tribus que nos proveyeran de protección y ayuda mutua, esto se quedó guardado en nuestro material genético en forma de “dolor social” con la función de recordarnos renovar las conexiones sociales necesarias para la supervivencia. Pese a ello, la sociedad a lo largo de la historia se ha individualizado cada vez más. Desde la Edad Media con el absolutismo de los reyes; en la Edad Moderna con la expansión científica y artística que dio origen al humanismo; en la Edad Contemporánea la revolución industrial y el capitalismo económico fueron los ejes centrales de este periodo histórico. Y por su parte en la actualidad el consumismo e idealizaciones del individuo son de lo que más se ve.
Es importante mencionar cuan dañina resulta la soledad, pues mucha gente no se da cuenta que va más allá de estar solo y triste por un rato. Puede llegar a ser crónica, y acarrear problemas de salud mucho más graves de los que se podrían imaginar: Un estudio de Brigham Young University de 2010 encontró que la soledad acorta la esperanza de vida por 15 años, así como relaciones entre este estado emocional y una amplia variedad de problemas de salud como obesidad, diabetes, ataques al corazón, degeneración neuronal y hasta cáncer; además de subsecuentes padecimientos psicológicos como insomnio, depresión y abuso de sustancias.
Cuando una persona se encuentra en un estado así de vulnerable, es de esperar que cambie su comportamiento, el estudio “Evolutionary Mechanisms for Loneliness” sugiere que la soledad afecta al cuerpo estriado del cerebro, así como al sistema de recompensa. Esto provoca más susceptibilidad a la persona de sobre interpretar cualquier tipo de estímulos que se le presenten, y a su vez tender a verse más afectado por lo negativo, esto posteriormente induce a la persona a un modo de “autoprotección” por así llamarlo, un ciclo vicioso donde uno se siente solo y por ende rechaza a sus seres queridos para protegerse, hasta que estos dejan de acercarse, y eventualmente la soledad se vuelve peor.
Se puede llegar a la soledad por muchos motivos, y como ya ha sido mencionado, a todos les puede pasar. Normalmente se piensa que las personas con bajas habilidades sociales o los adultos mayores sufren de soledad, cuando no es así. A veces un simple mal momento y la falta de un ser querido a tu lado puede ser el detonante necesario para la soledad, o una carga emocional lo suficientemente pesada, pero hay una infinidad más de causas. Se ha probado incluso que la soledad puede ser contagiosa, y ahora se le empieza a considerar como una epidemia entre la población más joven.
Pero ¿qué se puede hacer?, lo primero es la aceptación, muchas veces tratamos de ignorar u ocultar estas sensaciones negativas, pero siempre hay que tener en cuenta que son perfectamente naturales. Tienes que hacer un trabajo de introspección y descubrir en que centras más tu atención, ¿sólo las cosas malas que te pasan e ignoras lo demás?
Analiza que es en concreto lo que te hace sentir mal, que está generando tu malestar, la causa primera. Trata de abordar tu situación y entenderla desde otra perspectiva, como si se tratase de una tercera persona.
¿Ya no te abres a los demás acaso? tienes que hacer el intento al menos, cambiar ese comportamiento autodestructivo. Si aun así no sientes estar logrando nada, tienes que pedir ayuda, todos somos únicos en nuestra forma de ser y puede que sólo un poco de reflexión no te sea suficiente, así que pide ayuda, hacerlo no es un símbolo de debilidad, si no de coraje y al final es para tu propio bienestar.
Considero este tema muy importante de abordar porque hoy en día ya no se habla de la soledad con el estigma de antes, pero se ha llegado al extremo de considerarlo banal. Ahora que se ve la romantización de enfermedades y padecimientos mentales en los medios, si bien se ha logrado destruir el tabú, ahora se les resta la importancia que merecen, cosa inaceptable por su índole urgente de cambio. Por favor sigamos hablando.
Enrique Franco Lizama
Alumno de segundo año de preparatoria
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