“El que no vive para servir, no sirve para vivir”
-Teresa de Calcuta-
¿Más empáticos o más hipócritas?
Casi toda mi vida he estudiado en colegios Maristas, enriqueciéndome de su filosofía, estilo de vida e ideales, gracias a esto, creo que me he convertido en una persona sensible, empática, y que puede comprender las problemáticas de los demás sin juzgar. Esto es algo que normalmente se espera en los alumnos maristas, ya que como mencioné anteriormente, nos han educado con base en su filosofía, amor y valores.
Estudiando en el colegio, he conocido a una infinidad de personas, que me han demostrado ser la prueba viva del amor, servicio y empatía, que han estado en todos los grupos apostólicos, que se van a retiros, servicios donde hacen acciones comunitarias, tratan bien a los demás, dan su tiempo y esfuerzo, entre otras actividades. También, me he topado con personas que sólo van por la pose, por aparentar, que dicen ser personas sensibles, pero realmente no lo son. Con este escrito, la intención no es ofender, sino mostrar, que lamentablemente, muchas de las personas con las que convivimos son así.
Retomando lo que dije anteriormente, no es para ofender, sino para que abramos los ojos, de cuál es nuestra realidad, de cómo hemos dejado atrás ciertos valores básicos, también, hacer mención de la importancia de que seamos mejores personas, siendo más empáticos, tolerantes, respetuosos, etc. Ya que he notado, que tendemos a hacer acciones que más que vayan en contra de la filosofía marista, va en contra del respeto en general, siendo como ejemplo, el siguiente punto.
Los que estudiamos o hemos estudiado en el CUM, sabemos que la cafetería a la hora de los recesos, es un punto de congestión, y, por lo tanto, sabemos, que es ahí cuando todo valor de respeto, igualdad, tolerancia y paciencia, desaparece. Muchos de nosotros, por tener flojera a esperar, nos metemos en las filas, empujamos gente, y nos molestamos si no nos atienden. Reiteradamente me he cuestionado si éste tipo de conductas son las adecuadas, tal vez, para la mayoría puede ser muy común, pero en realidad no es así, ya que, no nos damos cuenta, que el meternos, implica quitarle el lugar a una persona, que no estamos respetando el tiempo del otro, y es así, como vamos fomentando que éste tipo de conductas se vayan normalizando y nos conformemos, en lugar de hacer un cambio.
Otro punto, hace poco fue la peregrinación marista, en donde las escuelas maristas de la ciudad hacemos un recorrido por la virgen de Guadalupe. A muchos nos da flojera, decimos que no queremos ir, nos cuestionamos por qué es obligatorio, entre otros argumentos. Mi pregunta es, nos decimos ser alumnos maristas, pero cuando se nos pide apoyar con algo, o donar de nuestro tiempo, no estamos, nos desaparecemos, pero lo peor de todo, nos ofendemos cuando nos cuestionan el por qué no estamos yendo. El servir no es sólo ir a un pueblo a hacer un retiro, o ir todos los sábados a un grupo apostólico. El servir, es estar presente, es ayudar, es escuchar, amar, pero sobre todo apoyar, y así como uno puede ayudar en los pueblos a personas que no tienen muchos recursos, así uno puede ayudar a su amigo que necesita algún consejo. No seamos de las personas que van a ayudar por aparentar, o sólo para subir una foto a las redes sociales de que están ayudando, ya que, sería algo muy incongruente de nuestra parte que posemos y sonriamos, pero al momento en el que otro necesita algo, no estemos.
Esto, me lleva a concluir lo siguiente, muchos estamos acostumbrados a posar, sonreír para la cámara, e incluso hasta decir que somos parte de un grupo apostólico, y no está mal, lo importante, es realmente tener ese espíritu de ayuda, de servicio, y comprensión. No seamos despectivos entre nosotros, no seamos egoístas y no nos dejemos de apoyar, aprendamos a respetarnos el uno al otro, ayudemos sin mirar a quien, ya que, de esta manera vamos a ir progresando poco a poco, seremos mejores personas, ciudadanos, hijos, padres, hermanos, etc. Y en un futuro tal vez podamos ser mejores que nuestros antecesores, por lo que, si estamos dispuestos a formar ésta unión, los invito a pagar el precio, a hacer estas pequeñas acciones, que, aunque parezcan tontas o aburridas nos van a formar, ayudar, a ser más empáticos, a vivir más ese espíritu de servicio, que tanto nos han inculcado, y si por alguna razón no te consideras una persona que profesa alguna religión, aun así, te invito a que seas mejor, a que seas más cordial, respetuoso y tolerante. Ya que, todo esto nos va a ayudar, ya sea ahorita o en un futuro, todos somos una comunidad, por lo tanto, debemos de procurarla, respetarla y amarla. Porque si nosotros no vivimos para servir, entonces no servimos para vivir.
Aranza Rodríguez
Alumna de segundo de preparatoria.
Aranza me siento muy orgullosa de tí por lo que manifiestas en este escrito que revela tus valores Maristas y que estoy segura están en muchos de los estudiantes de nuestro querido CUM. Dios te bendiga y siga animándote a expresar todo lo humano que se percibe tienes en tu corazón
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