lunes, 1 de abril de 2019

La guerra en nuestros corazones



La guerra en nuestros corazones


“La bondad es la única inversión que nunca falla”.
-      Henry David Thoreau
Dolor y temor, son sentimientos que podemos percibir día a día en nuestra sociedad; el simple hecho, de poner un pie fuera de nuestros hogares, significa entrar en contacto con cientos o miles de distintas historias, en las que predominan sentimientos tales como la ira, el rencor, la tristeza o la desesperación.

Con observar, es suficiente para darnos cuenta de la tragedia, de historias de millones de niños y niñas en las calles, vendiendo artículos como chicles o paletas, en lugar de estar preparándose académicamente; señores o señoras que viven en situaciones de calle, los cuales, muy probablemente son el padre, la madre o el abuelo de alguien y que a pesar de ello, al día de hoy, pasan sus vidas solos por las avenidas y las calles de las ciudades, sin saber a ciencia cierta, qué les deparará el mañana.

Finalmente, nos encontramos con mucha, pero mucha gente, que vive situaciones de violencia, a la luz de nuestros ojos, prestando atención, puedes entender que en más ocasiones de las que te imaginas, eres testigos de agresiones violentas y de maltrato en familias, noviazgos o hasta en las mismas amistades.

A pesar de la complejidad de estas circunstancias, el problema no termina ahí, para razonarlo, de una manera más clara, mi pregunta es, ¿por qué muchas veces, al observar estos fenómenos en nuestra vida diaria no hacemos nada para cambiarlo?

En realidad, puede haber mil respuestas para esta pregunta, pues considero que por lo menos la mayor parte de las personas entendemos que, en primer lugar, no es nada fácil acercarte a un extraño a hablarle si quiera, además de que en la mayoría de las ocasiones, uno mismo está buscando la subsistencia propia y de su familia o nos encontramos con ideas tales como, “¿por qué me voy a meter?, es su problema”:

Estas son posturas que si bien, son totalmente entendibles, dificultan el avance de nuestra sociedad, ya que son estas ideas o premisas las que nos impiden acercarnos a nuestro prójimo y brindarle la ayuda que necesita.

Cómo no nos hubiera encantado, que en esos momentos de dificultad, hubiera habido alguien que nos ayudará, que hiciera una pequeña obra por nosotros y sin embargo, muy probablemente, en su momento, nadie lo hizo, nadie se armó de valor para ayudarnos en esa dificultad, pero en esta ocasión,  nosotros, si así lo decidimos, podemos ser el cambio que una persona necesita para continuar con su lucha. 

Sé que no es algo fácil, pues vivimos en un mundo muy complicado, en donde las relaciones son difíciles y la gente confía cada vez menos, es esta guerra en nuestros corazones, que ya lo tiene cansado, sin ganas de luchar y en conflicto con las circunstancia de la vida. 

Es esta guerra interna, la que nos impide creer y amar a las personas con toda la capacidad que tenemos, es esta la que nos trae el temor, el hecho de rehusarse a querer y a proteger a aquellas personas que aunque no conozcamos, guardan un lugar de respeto y de valor en nuestro corazón, por el simple hecho de ser personas.

Así que, el día de hoy los invito, no a que pensemos que debemos revolucionarnos y modificar completamente nuestro estilo de vida; no digo que esto deba ser así, simplemente, invito a que el día de mañana, podamos ver en cada día una nueva oportunidad de amar y respetar a las personas que más lo necesitan, te invito a que cada día, vivas este sentimiento de paz, de ternura y de cariño, que nos brinda el saber, que hay una esperanza en el mundo y que podemos ser nosotros los actores que contribuyan a que esta idea de ayuda y contribución, deje de ser un sueño y se convierta en una nueva realidad, en la realidad de una sociedad de respeto, de trabajo y de amor por nuestros sueños.


“Sé el motivo por el que alguien sonríe. Sé la razón por la que alguien se siente amado y cree en la bondad de las personas”. 

-      Roy T. Bennett

Christina Reyes Cantú 
Alumna de 2o año de preparatoria