Por más que lo queramos ocultar, está es la realidad de la mujer hoy en día, inmersa en una gran cantidad de prejuicios que no le corresponden, los cuales tenemos tan inculcados desde niños que nos parecen algo natural. Se nos hace normal que una mujer sea utilizada como instrumento de publicidad, normal escuchar chiflidos cuando una mujer camina por la calle, normal ver en las noticias que hubo un feminicidio o violación a una mujer que estaba sola, normal juzgarla primero a ella por cómo andaba vestida y porque no estaba acompañada, normal que una mujer sea siempre la que se queda en casa y que necesite de un hombre para salir adelante, porque claro, ¿cómo le haría si no? Claramente no tiene las aptitudes necesarias, son muy débiles física y emocionalmente, necesitan protección. Y pensar que hasta se preocuparon por crear el feminismo, un movimiento horrible que solo busca poner a la mujer en la cima, defenderse de una sociedad según ellas patriarcal y destruir a todos los hombres (si aunque sea por un segundo consideraste que en verdad esto pretende el feminismo, por favor, busca ayuda).
El feminismo no busca que las mujeres sean superiores a los hombres, eso sería más bien hembrismo o sexismo, lo que busca es la equidad de género, que tanto hombres cómo mujeres tengan los mismos derechos y oportunidades. Desde su formalización en el siglo XVII, ha tenido varios logros que han marcado la historia y nos han llevado a formar el presente en el que vivimos hoy, donde la mujer tiene derecho al voto, tiene la oportunidad de estudiar la universidad y la posibilidad de elegir cualquier trabajo o profesión... y aun así hay gente que piensa que el feminismo no sirve para nada, que termina afectando más a la propia mujer que al hombre, confundiéndolo con un tipo de “machismo para las mujeres”, lo cuál refleja la ignorancia de la sociedad. Esto incluyendo a machistas y gente que se hace llamar feminista que en realidad esta muy lejos de serlo.
Para evitar este tipo de hipocresías debemos tener en cuenta algunos aspectos importantes, como que los hombres y las mujeres no somos iguales y nunca lo seremos. Muchas veces no se puede exigir lo mismo, ya que nuestra fisiología es distinta y sería injusto. También nuestra forma de pensar es diferente, por lo que nuestros gustos y preferencias varían. Habrá actividades que por naturaleza hombres prefieran más o menos que las mujeres y viceversa, pero no podemos olvidar que como individuos también somos distintos, por lo que los roles no deben ser asignados por tu género y mucho menos deben ser criticados. Así como una mujer debe tener derecho a ser profesionista, sin obstáculos extras sólo por ser mujer, también debe poder ser madre y ama de casa sin ser llamada sumisa. Ambos roles son vitales en la sociedad y tienen el mismo valor.
Mucha gente no tiene claro todo esto, conservan ideas de cómo “deben ser las cosas” cuando en realidad no hay nada escrito y definitivamente cambiar su forma de pensar es muy difícil ya que así fueron educados, pero es aquí donde se encuentra la solución. No nos tenemos que ir lejos para encontrar dónde se origina el problema, el principal lugar en que uno cultiva sus principios y valores es en casa con la educación que recibimos. La única forma de cambiar la visión de la sociedad es poniendo el ejemplo, para que futuras generaciones tengan un chip diferente en la cabeza, enseñando que es trabajo de todos mantener la casa en limpia, cómo también lo es estudiar y proponerse metas en la vida.
A fin de cuentas no importa la etiqueta que tengas o el bando al que apoyes, lo importante es saber quién eres y si tus acciones están contribuyendo a una sociedad mejor, más justa y equitativa para todos, dónde hombres y mujeres tengamos los mismos derechos y oportunidades.
Santiago Trozzo Diez
Alumno de 3º de preparatoria
Muchacho, te felicito por tu claridad.
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