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lunes, 11 de marzo de 2019








LA JUSTICIA SOCIAL Y LA INCLUSIÓN FORZADA


¿Alguna vez te has preguntado si nuestra sociedad es realmente equitativa?
A lo largo de los años  nuestra sociedad ha cambiado y se ha adaptado  rápidamente a esos cambios, sin embargo, estos cambios inevitablemente traen consigo una desigualdad, un cambio al balance, que causa división entre la gente.
Los llamados grupos sociales cada vez se diversifican más, generando nuevas tendencias, conceptos, o formas de vida de la nueva era, como los furries, los otakus, gamers, y claro, la enorme comunidad LGBT.
Sabemos muy bien que ciertos grupos han sido oprimidos en el pasado, como las mujeres, la gente de ascendencia africana, los nativos americanos, y los homosexuales. Todos ellos han sentido el peso de una sociedad que no los acepta y los trata como un grupo inferior, y aunque es algo trágico y muy difícil, se ha tratado de ir superando y la humanidad ha tratado de  seguir adelante adaptándose a esa diversidad de contextos.
Sin embargo, han aparecido unas figuras que se dedican a “defender” (no defienden nada) los derechos de “grupos oprimidos” (que realmente no lo están), a capa y espada. Estas personas no buscan justicia, buscan retribución  y venganza por daños que ellos no sufrieron. Son los Justicieros sociales.
Cabe mencionar que estas personas no son uno de esos grupos de locos que gritan en las calles, se encuentran infectando las industrias y los medios. Se conforman de la peor parte de cada comunidad, y buscan “diversificar” el mundo a la fuerza. 
Un claro ejemplo, y uno de los más antiguos, es la inclusión de forma forzada de las diferentes razas en historias ya consolidadas. Uno de esto es lo que hicieron con Starfire, de los Jóvenes titanes. Buscan integrar “grupos oprimidos” a la fuerza en los medios mainstream.
Otro ejemplo de esto, que ha fallado, es cuando estas personas casi logran que “chimuelo” de cómo entrenar a tu dragón, sea gay en la tercera entrega. Sí, querían que un dragón, el último de su especie, fuera homosexual.
El problema con esto no es que aparezcan personas de diversos grupos o comunidades aparezcan en los medios. El problema es cuando empiezan a retorcer y deformar historias y conceptos ya existentes para que éstos se adapten a su forma de pensar “políticamente correcta”.
Esta forma de actuar por gente radical hace exactamente lo opuesto a lo que buscan lograr: Hacen que esos grupos parezcan débiles, que necesitan entrar a la fuerza al escenario.
Creo que tanto yo como cualquier miembro cuerdo y funcional de la sociedad somos más que conscientes que cualquier persona, sin importar cualquier diferencia con otros, ya sea fisiológica, de creencias, nacionalidad u orientación sexual es bienvenida  y perfectamente capaz de tener su propia historia, participar en cualquier obra, película, serie, canción, o absolutamente o que quiera, si se lo propone, sin necesidad de andar amenazando productoras. Todos somos iguales  y tan capaces como todos los demás. Y esta gente no busca la justicia, sino darle ventaja a los grupos distintos a lo general y despreciar la falta de individualidad.
Esta gente quiere forzar su ideología extremista en los medios con acusaciones como “tiene que haber gente homosexual o eres un homofóbico”, “Si no sale gente afroamericana, latina, hindú, y asiática, eres un racista” o “Si la mujer no es la protagonista, eres un machista”. Esta forma de pensar es a mi parecer,  ilógica. 
A lo que quiero llegar es, que defender a grupos que no necesitan trato especial los hace ver como uno débiles, unas víctimas, cuando realmente todos somos iguales. Aunque hay algunos problemas con gente discriminativa, puedo afirmar que la inclusión tan forzada de una forma sin sentido y claramente sólo para complacer minorías, sin relación a la historia o el motivo de la obra, es tan malo como la discriminación de estos grupos.
Lo que hay que cambiar no es el mundo, es la forma de pensar de la gente y con información se logra más que con amenazas.

Gonzalo Domínguez Medina
Alumno de segundo año de preparatoria