martes, 25 de mayo de 2021

 


¿Para qué?


¿Para qué?, esa es la pregunta que muchos nos hacemos por diversas razones o situaciones en nuestra vida cotidiana, ¿para qué esforzarme? ¿cuál es el punto? ¿realmente lo vale?  Creo que la mayoría de las personas nos enfrentamos todos los días con estás preguntas y considero que son dudas válidas, ya que muchas veces, por más que hagamos el mayor esfuerzo posible las cosas no resultan ser como las esperamos. Sin embargo eso no quiere decir que esté mal, porque realmente no somos nadie para saber qué es lo correcto y que no lo es, tampoco podemos saber si lo que estamos haciendo nos llevará a dónde queremos estar. 


Esto no es algo malo, simplemente es la vida; es la forma en la que funcionan las cosas.  El hecho de que algo no haya salido como lo esperábamos no quiere decir que fracasamos, qué no podemos o que no somos capaces de lograrlo, lo que sí significa es que estás cada vez más cerca de lograrlo.  


Tenemos que ser inteligentes, tenemos que decidir si las cosas nos van a afectar para bien o para mal. Pero ¿qué significa esto de afectarnos para bien o para mal?  pues sí, la respuesta es como decidimos tomarnos las cosas. Puede que nos haya ido mal la primera vez y que no  hayamos logrado o alcanzado nuestra meta. En esta situación tenemos dos opciones,  volverlo a intentar y no cometer los mismos errores que cometimos la primera vez, o rendirnos, no volver a intentarlo y cerrarnos a la posibilidad de nuevas opciones para lograrlo. De la misma manera, hay ocasiones que vemos que otras personas no se esfuerzan tanto como nosotros y logran los resultados que nosotros buscamos desesperadamente.  Y es fácil criticarlos, o decir ¿por qué ellos sí y yo no?, pero la realidad es que no sabemos de sus batallas, no sabemos su situación en casa, no sabemos si están bien emocionalmente o lo que tuvieron que hacer para lograr sus resultados. Pero no somos quienes para juzgarlos; cada quien libra sus propias batallas como puede y nadie debería de ser criticado por la forma en la que lo hace. 


Así que cuando sintamos que nadie más está siguiendo las reglas, que nadie más hace lo correcto, pensemos en el hecho de qué nosotros estamos haciendo las cosas cómo deben de ser, como se nos piden hacerlas y que estamos cumpliendo con nuestro deber. Eso debería de ser más que suficiente para nosotros.

Quiero terminar con una frase de Confucio, el filosofo chino que dice “No importa lo lento que vayas mientras no te detengas”. 


Fedra Padilla García

Alumna de Tercero de preparatoria

martes, 11 de mayo de 2021

 



Lunes ¿El día maldito?


¿Qué entiendes cuando escuchas la palabra Lunes?, a lo mejor por ello entenderás el primer día de la semana civil, tal vez se te vendrá a la mente el segundo día según la liturgia, o quizás simplemente pensarás un “aaaaaaaaaaaaaaah, Lunes~” y recaerá lentamente la pereza sobre tu persona sintiéndote incapaz de mover un solo dedo por un tiempo indeterminado. Pero, si ves el lunes desde un diferente punto de vista podrías llevarte una gran sorpresa.

Si eres una de esas personas que tiene una meta por cumplir y no sabes de donde partir el Lunes puede ser un gran aliado, un punto de partida en el cual puedes empezar el cambio que tú quieras, en verdad es increíble el poder que uno le puede otorgar a este día tanto de forma positiva como negativa. Sin embargo vamos de poco a poco.

Les contaré mi historia; a mí siempre me ha gustado dibujar y también practico Tae Kwon Do, pero en ese momento yo tenía unos conflictos internos que me generaban ruido en la cabeza, entre esas se encontraba bajar de peso, siempre fui alguien pasado de peso, la segunda era poder encontrar un estilo de dibujo que me gustara, pues entre mis metas estaba poder crear mis propias obras y venderlas o exponerlas en una galería, mi galería, y la verdad no sabía cómo empezar, por si fuera poco sentía que cada día que pasaba mi vida se me estaba yendo, que si no me apuraba no iba a lograr ser la persona que yo deseaba; tiempo después cayó la pandemia, un tiempo donde honestamente muchos han perdido gente querida, eso en realidad no era muy alentador; sin embargo en ese algo de lo que todavía no me había caído el veinte era que esto había caído en pleno cuarto semestre de prepa, o sea, literalmente interrumpieron las clases para poder adaptar nuestro sistema educativo a la virtualidad.

Mientras la escuela se tomaba entre Marzo y Abril para solucionar la creación de cuentas institucionales, mi maestro de Tae Kwon Do parecía ya estar preparado y pidió que hagamos una serie de ejercicios que había grabado y subido a YouTube para nosotros, no había más remedio que hacerlos. Conforme realizaba los ejercicios recordé que una de mis metas era poder bajar de peso, igualmente recordé que tenía casi un mes libre mientras la escuela se adaptaba a la nueva modalidad, entonces fue que entendí que era mi momento para poder hacer algo al respecto o dejarlo pasar y seguir con la desidia que parecía seguirme día con día; con la poca motivación que tenía empecé a hacer los ejercicios que me dejaban para TKD, eran literalmente brincar de un lugar para otro, y realizar tres series de 10 lagartijas, nada especial pero empecé a tomarlo con mayor seriedad, empecé a ponerle mayor esfuerzo, dejé de fingir que lo hacía y en verdad lo empecé a hacer, con el paso del tiempo. Conforme pasaba el tiempo me percaté de un detalle, simple, mi manzana de Adán se empezaba a notar en mi cuello, me emocioné mucho y empecé a realizar mayor cantidad de ejercicios, más días de la semana, de practicar dos días empecé practicar cinco días, durante ese trayecto empecé a perder aquella motivación hasta llegar al famosísimo vacío dominguero.

Ese domingo pensé que no iba a servir de nada, que no iba a llegar a más, que me veía ridículo haciendo ejercicio, que la gente pensaba que por más ejercicio que haga cuando

esto termine voy a regresar a descuidarme y regresar a la normalidad, bajé un poco mi intensidad, pero luego me miré al espejo, miré mi logro, y recordé que me había hecho una promesa, que no había más que cumplirla, y es que en verdad dependía de mí, nada más de mí, no había nadie más que me pudiera ayudar más que mi cuerpo y yo, los únicos aliados que en verdad podían generar un cambio. Al siguiente día, Lunes, empecé con la misma motivación.

Lo que quiero decir con todo esto es que, a lo mejor yo tuve la suerte de empezar con la cuarentena, pero para mí, ese aislamiento fue mi Lunes.

Todos deseamos algo y podemos quererlo con ¡TODA NUESTRA VIDA!, pero no llegarás a ningún lado si se queda en papel; tienes que hacer algo al respecto, y un buen punto de partida es el día Lunes, es el día en que una nueva semana empieza y en verdad puedes tomar nuevamente las riendas de tu vida, todo aquello que no pudiste lograr la semana pasada lo puedes corregir el Lunes, he aquí su poder secreto, en vez de verlo como el inicio de una semana más de actividades monótonas y aburridas puedes usarlo como la base para comprender lo que hiciste mal la semana pasada, corregirlo esta vez con nuevas estrategias, para mejorar el objetivo que te propongas, así como crear nuevas planificaciones que te ayuden a evitar el autosabotaje y recaer en nuestros errores. Este es el verdadero Lunes, donde puedes lograr mejorar tus metas.

Es importante entender que hay que tomar un primer paso para poder en verdad progresar, y cuando llegue el vacío dominguero, que no necesariamente llega puntual Domingo 12:00 am, se puede manifestar después de haberse rendido, por dos días en los que en verdad estuviste ocupado y no le dedicaste tiempo, por flojera, por autosabotaje, etc., en ese momento debes entender que vas por un buen camino, que realmente estás progresando; pero igualmente es donde debes demostrar la característica principal del ser humano, la determinación, la capacidad de tomar decisiones para mejorar, inclusive en los momentos más bajos; personalmente te puedo dar algunos consejos para superar estos momentos de derrota, como lo es escuchar música que te guste e inspire, ver una imagen que te recuerde a donde quieres llegar, ver tu promesa apuntada en un papel, recordar que Dios siempre está ahí para apoyarte; sin embargo, todas estas motivaciones son temporales, si bien sí te darán un impulso, este desaparecerá en tanto lo dejes de hacer, y es lo que muchos no dicen; aquí entra en juego la fuerza de voluntad, tú puedes, es un cliché de los más antiguos pero es que en verdad no conseguirás nada si no lo intentas y caes varias veces, tienes que sobreponerte a esos momentos.

Honestamente creo que esto es algo que no solo se puede aplicar para el ejercicio físico y de condición, creo que es algo que puedes usar a tu favor en muchas otras metas, por ejemplo, prestar mayor atención a clases, sacar mejores calificaciones, una dieta saludable, corregir manías que uno tenga, mejorar las amistades que uno tiene, mejorar habilidades, actitudes o aptitudes, reforzar hábitos como el de la lectura, mejora del estudio, buscar un buen promedio, etc. Quiero terminar diciendo que tu Lunes no necesariamente debe ser exactamente el día Lunes (recordando que el mío fue el inicio de la pandemia), puede ser a lo mejor el Miércoles, a lo mejor alguna hora del día, el propio confinamiento, un mes, media semana, etc. Depende de tí buscar tu Lunes y empezar a hacer algo, nada de esto habrá servido si no lo empleas, es la realidad.

Para terminar quisiera comentar que al final logré bajar de peso, me siento mejor con mi condición física, y también encontré el estilo de dibujo que más me identifica, actualmente sigo practicando, y continuo desarrollando mis técnicas de ilustrado.


Patricio Torres Acuña 

Alumno de tercer año de preparatoria