“No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena.” -Martin Luther King

           

          Actualmente cerca de 5,200 especies de animales están en peligro de extinción, según la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza. Sin embargo, quiero decirles que estas no son las únicas especies que están a punto de desvanecerse.

El desarrollo antropogénico, es decir, aquel creado por las acciones humanas, se ha convertido en un concepto negativo, puesto que emergió del individualismo y ha traído a la sociedad deseos que nos distraen de lo verdaderamente importante: nuestra relación con la naturaleza. 

Es difícil cambiar a la cultura moderna, acostumbrada a una vida fácil y rápida, desinteresada en detenerse a pensar y cuestionar si lo que está haciendo es lo correcto o está actuando sin convicción ni propósito. 

La extinción de una especie animal por la deforestación o la contaminación, simboliza la extinción de una especie humana que se interesaba en el reino animal, en la ecología y en la sociedad. 

Resultando una especie humana que piensa más rápido, pero menos profundo; que busca soluciones fáciles sin importar que no sean perpetuas. Ejemplos de esto son el consumo excesivo de plásticos desechables, el abuso de la tecnología, cada nueva fábrica, cada litro de combustible y cada árbol talado. 

Nos estamos preocupando por la pérdida de la flora y la fauna, cuando el problema radica en la pérdida de filósofos, de naturalistas, de investigadores… la falta de interés, que afecta a la ecología de manera tan negativa como afecta al resto de la humanidad. 

Da Vinci dijo que llegaría el día en que los humanos vieran al asesinato de un animal, tan grave como el asesinato de un hombre. 

Ese día debe ser hoy. El momento es ahora. 

Paloma Borys Visoso

Alumna de tercero de preparatoria