Valores maristas
Las virtudes no se alcanzan sin esfuerzo, los defectos no se corrigen sin luchar
San Marcelino Champagnat
¿Alguna vez te has preguntado lo que es ser marista? Si eres ajeno a la comunidad déjame ponerte al tanto. Un marista no nace, simplemente se va formando, en las escuelas, por ejemplo, desde muy pequeño en el kínder y en la primaria te muestran la vida de un gran hombre, pues a pesar de haber tenido una infancia con muchas dificultades, siempre tuvo el sueño de ayudar a los demás y gracias a su devoción a la virgen María logró construir ese sueño que hoy en día vive y es repartido por todo el mundo. Les hablo de San Marcelino Champagnat.
Aún recuerdo que en la primaria dentro de los honores a la bandera se decían todas y cada una de las efemérides del mes y muchas veces dentro de las ceremonias se tocaban los diferentes valores que nos ayudan a entender y a convivir con las demás personas. En las misas que se hacían cada primer viernes del mes nos mencionaban cada uno de los principios en que se rige nuestra fe católica. Asimismo, no podemos olvidar cuando se turnaban las visitas de la Buena Madre a nuestros hogares.
En la secundaria las cosas se tornan un poco diferentes y en la prepa aún más, porque si bien nos dan más libertad en cuanto a las ceremonias que se llevan a cabo, tenemos una clase y diferentes actividades a lo largo del año en donde se aplican los principales principios de los maristas, que aunque la mayoría de las veces creemos que no se encuentran en nuestra vida cotidiana, existe algo que nunca cambia, y que siempre estará presente en todas las etapas mencionadas. ¡El espíritu y sueño de Champagnat! Que se ve reflejado en los valores maristas.
Empecemos hablando del valor de la solidaridad, esto significa la consideración que se tiene por el prójimo, Marcelino de niño dejó la escuela al ver que un maestro agredía a otro niño y en su vida adulta decidió enseñar a otros niños sin aplicar la violencia.
Luego está la sencillez, es el valor de ser humildes y tener empatía con la gente, sin importar los títulos profesionales o el reconocimiento que se tenga ante otros. El valor de la sencillez nos permite ser conscientes de que otros merecen nuestro respeto y buen trato.
Posteriormente, está la audacia, que representa la actitud como nos enfrentamos a las adversidades, que muchas veces a pesar de estar inmerso en un conflicto recapitular lo que está sucediendo y atrevernos a buscar las mejores soluciones.
La justicia, es uno de los valores más difíciles de llevar a la realidad. Es una decisión personal que requiere valor y mucho esfuerzo, pues va en contra de los sentimientos de enojo y venganza que experimentamos cuando alguien nos lastima.
El amor al trabajo es una característica propiamente marista ya que nos hace ser fieles en lo que hacemos, aplicando estrategias de mejoramiento profesional, fomentando la dignidad del trabajo a través de la creatividad, autoestima y perseverancia, promoviendo el espíritu de cooperación a través del trabajo en equipo, aprovechando el tiempo y haciendo buen uso del talento.
El espíritu de familia es un valor con el que nos relacionamos como miembros de una familia que se ama, basando nuestro ambiente de trabajo en el espíritu de responsabilidad compartida y a la vez, de autonomía responsable, mantenemos un compromiso firme de construir comunidad con quienes se relacionan con nuestra institución.
La presencia es un valor que nos mantiene atentos a las necesidades de los demás: brindando un tiempo más allá de nuestra dedicación profesional, estableciendo relaciones basadas en el afecto.
El valor de la congruencia indica que tenemos que ser coherentes con nuestros actos y la forma en que nos comportamos con los demás.
Por último, mucha gente se preguntará si es posible un mundo idealizado en donde no exista la violencia y el conflicto, definitivamente nada es perfecto; pero si cada persona colocará su granito de mostaza y aplicará de vez en cuando los valores maristas en su vida diaria, no cabe la menor duda que seríamos capaces de mejorar y cambiar al mundo, además de construir y vivir el sueño de Champagnat "FORMAR BUENOS CRISTIANOS Y VIRTUOSOS CIUDADANOS”.
Eduardo Alonzo Medina
Alumno de segundo año de preparatoria
Excelente Eduardo, que bonito es saber que un alumno se siente orgulloso de compartir los valores Maristas. Gracias por participar.
ResponderEliminarLas palabras cobran fuerza Eduardo en la medida que se convierten en acciones..agradecida por tus palabras y ojala que tú y todos los que conformamos la familia Marista luchemos por hacerlas acciones..
ResponderEliminar