“La pena de muerte es un síntoma de una cultura de violencia, no su solución” anónimo.
Desde el inicio de los tiempos, el hombre por necesidad se ha relacionado con los de su misma especie, conviviendo entre sí y ayudándose para realizar un objetivo mutuo: sobrevivir. Esta relación ocasiona el surgimiento de las sociedades, donde una persona (generalmente destacable y apreciada por los demás) debe dirigir y coordinar a las “masas” para que su grupo pueda subsistir, y en el mejor de los casos lograr un avance a través del tiempo.
Sin embargo, dentro de estas sociedades la justicia no siempre es efectiva, por lo que algunas personas a las que les afecta o no les parece correcto, toman medidas no éticas e incorrectas y empiezan a realizar acciones que atentan contra la libertad y dignidad de las otras personas. Para poder controlar estas acciones se crearon las normas con sus respectivas sanciones (en un principio simplemente eran conocidas y transmitidas verbalmente) y así no solo proteger a las víctimas, si no de igual manera a toda la sociedad, para convivir de manera segura y pacífica.
Pero en muchas ocasiones las sanciones no eran nada proporcionales al crimen cometido, por lo que una persona que robaba un pan para poder alimentar a su familia, era sentenciada a perder la mano, o en casos más extremos a morir, sin tener la posibilidad de cambiar y reflexionar sobre las acciones que llevo a cabo.
El Imperio Romano, uno de los grandes precursores del Derecho, fue una de las primeras civilizaciones en implementar la pena de muerte durante la denominada “Edad Antigua”, este método era impartido tanto para ciudadanos Romanos como para extranjeros, factores importantes que determinarían que tan grave seria tu muerte eran: tu clase social, el sexo y el crimen cometido, es decir, si un esclavo cometía un homicidio, podía desde ser lanzando por un precipicio, hasta la peor pena conocida y más humillante según las fuentes antiguas, la crucifixión; pero si un ciudadano romano de clase social acomodada cometía un asesinato, generalmente se optaba por la salida fácil y menos dolorosa de muerte, ser decapitado. Pero de igual manera, eran asesinados, y aunque estos sucesos ocurrieron hace mucho tiempo donde todavía no existía una conciencia y un respeto a la vida como la existe actualmente, ya existía un pensamiento crítico para poder darse cuenta que las sanciones que implementaban eran tanto humillantes como denigrantes para cualquier persona que pasara por ellas, y de igual manera, para sus seres queridos, ya que las ejecuciones que se daban, se realizaban públicamente.
La Iglesia Católica no se queda atrás y cuenta con un oscuro pasado, probablemente ya has oído hablar de ello, pero de igual manera te lo recuerdo, la “Santa Inquisición”, a la que se le adjudica un aproximado de 32,000 muertes. Esta solía ser una Institución bastante poderosa (si consideramos que en ese entonces el poder y la influencia que tenía la Iglesia sobre el pueblo y el gobierno era inmensamente grande), que se daba la tarea de enjuiciar ciertos delitos. Uno de los considerados más graves en ese entonces era la herejía (conjunto de ideas contrario a los dogmas de una doctrina religiosa), por lo cual las personas eran injustamente enjuiciadas, incluso por algún avance científico propuesto, por lo que eran obligados a no proliferar sus descubrimientos, y en el caso que lo hicieran, podrían ser apresados o hasta sentenciados a la pena de muerte. En ese entonces no existía la libertad de expresión y se podía ver claramente por las medidas autoritarias que eran tomadas. Un caso muy destacable es el de Galileo Galilei, el cual proponía la teoría heliocéntrica (que situaba al sol en el centro de todo).Galileo fue apresado y obligado a renunciar a sus ideales, con la consecuencia de que si no lo hacía le sería conferida la pena de muerte, por lo que tuvo que negar su teoría frente a los altos funcionarios eclesiásticos; realmente es increíble que en ese entonces, el exponer tus descubrimientos y teorías fuese considerado como un delito, pudiendo ser sancionado con la pena de muerte.
Actualmente la pena de muerte existe y se sigue practicando en diversos países, sin embargo, a través de los últimos años varios de ellos se han sumado a la lucha contra la misma. Hoy en día se sabe que más de 140 países, casi dos tercios del total mundial, ya no practican esta medida. También contamos con normas internacionales que prohíben expresamente el uso de la pena de muerte, por ejemplo, el “Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, entre otros.
En México no se practica la pena de muerte, estando sustentada y apoyada por el artículo número 22 de nuestra Constitución, sin embargo, han existido propuestas para regresar a este denigrante método, como las que fueron postuladas por el Partido Verde Ecologista durante su campaña, lo cual resulta increíblemente contradictorio hacia la esencia del mismo, ya que los partidos de esta ideología se supone que pelean por la vida; de todos modos, esta propuesta no fue apoyada y tuvieron que retirarla de su campaña.
Ahora bien, quisiera expresar claramente mi opinión, la pena de muerte no es y nunca será la solución a los problemas, y nunca debería considerarse como la sanción a un delito cometido, sea cual sea; no puedo pensar que hay gente que la apoye y que realmente piense que tiene puntos que la respalden, no sé qué sentimiento de felicidad te puede provocar ver o participar en la muerte de otra persona; en ciertos casos, hasta se podría decir que tú te estas siendo peor que el asesino, ya que, si el cometió el homicidio por un accidente en donde él no se encontraba consciente de lo que hacía, tú al aprobar la pena de muerte sí estas consiente de lo que estás haciendo, y aunque no seas tú el que lleve a cabo el asesinato en sí, estás siendo cómplice, lo cual considero que es peor.
Esta sanción ha sido apoyada a veces porque se considera que de esta manera habrá menos crimen, pero se ha comprobado que esta medida no es más eficaz que la cárcel y con toda razón. Además, este método es irreversible y, como en todo, se pueden cometer errores. Es sabido de personas que han sido absueltas tras ser condenadas a la pena de muerte, sin embargo, en algunos casos, la absolución llegó cuando ya habían sido ejecutados, es decir, personas inocentes fueron asesinadas sin haber hecho o llevado a cabo ningún mal.
Esta sanción ha sido apoyada a veces porque se considera que de esta manera habrá menos crimen, pero se ha comprobado que esta medida no es más eficaz que la cárcel y con toda razón. Además, este método es irreversible y, como en todo, se pueden cometer errores. Es sabido de personas que han sido absueltas tras ser condenadas a la pena de muerte, sin embargo, en algunos casos, la absolución llegó cuando ya habían sido ejecutados, es decir, personas inocentes fueron asesinadas sin haber hecho o llevado a cabo ningún mal.
Las personas pueden cometer errores y realmente arrepentirse, provocando una intención de cambio y mejora. Personas que, por el hecho de quitar una vida, y arrepentirse genuinamente, ahora están dispuestas a salvar más, provocando una cadena que podría ayudar a cambiar a varias personas que han pasado por el mismo camino, y no saben realmente como exonerarse de ello.
Yo estoy y siempre estaré en contra de la pena de muerte, pero tú ¿en alguna situación la llegarías a aprobar? ¿serías feliz al intervenir en la ejecución de una persona? ¿crees que el asesinato es mejor que la cárcel? ¿consideras que la mejor solución a un crimen cometido, es el asesinato?, es decir otro crimen.
Como decía Mahatma Gandhi “Ojo por ojo, y todo el mundo quedará ciego”.
Como decía Mahatma Gandhi “Ojo por ojo, y todo el mundo quedará ciego”.
Patricio Rendón Millet
Alumno de 3º de preparatoria
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