Cuando tenía 5 años me daba risa ver mi parte favorita de Tarzán…aunque ya me la sabia de memoria.
Cuando tenía 13 años me daba risa que le escribieran insultos al escritorio de la niña nueva... aunque ella lloraba y rogaba por no ir a la escuela.
Cuando tenía 17 años me daba risa robarme el alcohol a mis padres... aunque las consecuencias las pagaba mi hermana.
Anthony Burgess nos narra la historia de Alex en su libro la Naranja Mecánica, un adolescente lleno de ganas de vivir la vida a costa de los demás. Violaciones, maltratos y violencia son parte de su día a día. ¿Por qué el haría algo tan bárbaro e indígnate como eso? Bueno, y ¿por qué no?
Si hay algo que aprendí de Alex, es que en lo que respecta a la diversión, cada quien puede dominar su propia conciencia y creación. Porque no hay razón para destruir todo lo que amamos, ni razón para apagar la diversión.
“Yo, yo, yo. ¿Qué hay de mí? ¿Dónde entro en todo esto?
¿Soy un animal, o un perro? [...]
¿No soy más que una naranja mecánica?”
La risa es una respuesta biológica a cualquier estímulo, en su mayoría divertido. Todo los humanos somos capaces de reír, poniendo en sí que la sonrisa en una risa diminuta. Se dice que las personas que se ríen más viven más tiempo, gracias a la ayuda que provoca en el sistema inmunológico. Es por ello que comúnmente la risa la relacionamos con la diversión. Definida por la RAE como la acción de entretener o recrear. Esto nos hace ver la diversión de distintos modos y hay que saber que al ser subjetiva, hay diferentes maneras de valorarla.
“¿Qué clase de mundo es éste? Hombres en la
Luna y hombres que giran alrededor de la Tierra
como mariposas alrededor de una lámpara,
y ya no importan la ley y el orden en la Tierra”.
Maslow situó en su pirámide de necesidades humanas, la diversión como parte de la necesidad de afiliación, para que el individuo pueda llegar a su autorrealización. Por lo que podemos decir, que el divertirse para el ser humano es algo primordial y necesario. Sin embargo, la diversión dentro de la sociedad ha tomado diferentes definiciones hoy en día.
En la antigüedad la cultura Romana creó el famoso Circo para su entretenimiento, esta sobresaliente arquitectura formaba una gran arena donde las carreras de aurigas eran un fenómeno de la diversión para los espectadores. Solo trata de imaginar: un gentío repleto en las gradas que siquiera puedes caminar entre ellas, los reyes de la época en sus lugares de honor esperando ver un gran espectáculo, la arena llena de carros jalados por caballos y los gritos de júbilo que se escuchan por doquier a la espera de ver un desfile de muertes.
La carrera comenzó.
Haz que los caballos corran lo más rápido que puedan, pero ten cuidado con las curvas. ¡No dejes que aquel sujeto te acorrale contra la pared! Muévete a la derecha y aplasta al del carruaje rojo. ¡Acelera!, ya vas por la tercera vuelta. Ponte en el centro o te llevarás al soldado que vino a quitar el cuerpo del recién caído. Muy tarde. ¡Límpiate la sangre de los ojos y mantén tu vista al frente! Resiste, solo unas vueltas más. ¿Lo oyes? Es la gente gritando tú nombre. No voltees, pero el rey tiene la mirada fija en ti. ¿Qué esperas? ¡Haz caer al del bigote blanco! No te preocupes por esos gemidos, que son de los caballos que acabas de atropellar. ¡Rápido, rápido! ¡Es la última vuelta! No dejes que el de enfrente se vuelva a subir a su carruaje, arrójale el carro antes de que tenga oportunidad. Una última gota de sangre cae en tu rostro. Sonríe, puesto que el espectáculo acaba de terminar.
“Pero si queremos curarte tenemos que ser duros.
– ¿Quiere decir que tendré que aguantar…? Es decir, ¿otra vez esas…? Oh, no -dije-. Fue horrible.
– Por supuesto que fue horrible -sonrió el doctor Branom-. La violencia es algo muy horrible. Eso precisamente es lo que estás aprendiendo ahora. Tu cuerpo lo está aprendiendo.”
Era real y es real ahora. Nos divertíamos a causa de los demás y lo seguimos haciendo en la actualidad. Hablamos de evolución para ciertas cosas y es un hecho que como ser humano es indispensable. Sin embargo, tendríamos que preguntarnos por qué para algunas cosas no somos capaz de hacerlo. ¿Acaso esta en nuestra naturaleza el que nos cause risa el dolor o el sufrimiento de la otra persona?
“– iParen la película! ¡Por favor, paren eso! iNo puedo soportar más! –
Y la golosa de este doctor Brodsky dijo:
– ¿Que paremos? ¿Que paremos, dijiste? Caramba, si apenas hemos comenzado. –
Y él y los otros smecaron de veras.”
Existe un término alemán llamado Schadenfreude, el cual hace referencia al sentir alegría a la infelicidad o sufrimiento del otro. Ese regocijo que sentimos al ver el mal ajeno resulta que no llega a ser de todo clínico, y si lo comparamos con alguna enfermedad mental tampoco llega a estar dentro del rango. No estamos hablando de causar dolor sexual como el sadismo. Hablamos de un sentimiento de satisfacción que nos genera al ver a alguien caerse o de ver animales muriendo en una fiesta solo para entretenernos.
"Pero la nueva idea es decir no.
La nueva idea es la de convertir lo malo en bueno.
Y eso me parece una grave injusticia, ¿eh?”
La violencia es parte de nuestra diversión de hoy en día. Miremos las películas que nos entretienen y que nos gustan, sólo en el siglo XXI las películas contienen más violencia explícita de toda la historia del cine. Según el crítico del cine Roger Ebert, la violencia exagerada era un tema para tratar de cautivar más a la audiencia.
Tal vez no estamos entendiendo el concepto de diversión aún. Y tal vez como seres humanos no es un término libre de expresarse en su plenitud. Tal vez, sólo tal vez la gente debería comenzar a mirarse a los ojos con la risa inocente de cuando era niño, y empezar a gozar de lo que debería llamarse verdadera diversión. Sin tener que hacer sufrir a nadie por ello.
Porque si seguimos así, no vamos a ponernos a hablar de qué te causará risa a los 20 o a los 30 años. Los niños de ahora cada día pierden la inocencia de la risa a más temprana edad, causando que la violencia les provoque un entretenimiento mayor. Los niños copian todo lo que oyen y ven. Así que de ese modo nos respondemos quiénes son realmente los culpables de este hecho.
Mejor preguntarnos, ¿Y cuál será nuestra razón de reír como humanidad en 100 años? Ya no existe el circo Romano como tal. Pero existen las corridas de toros, los videos virales de maltrato y abuso, el bullying y el exceso de drogas; solo por decir algunas cosas que vemos tan natural en nuestra vida diaria que no hacemos nada para intentar cambiarlo. Y al contrario de esto, ahora estamos en la búsqueda de ser testigos de cosas inhumanas para poder satisfacer nuestra necesidad de morbo que la hemos alimentado para ser cada día mayor.
Porque las palabras diversión y risa son términos que han perdido su valor y significado, y en un tiempo más la humanidad también.
“El hombre destruye lo que ama, como dijo el poeta-prisionero.”
Mariana Suásnavar
Alumna de 3° de Preparatoria